Disvarios de una Escritora Alucinada*

¿De que sirven las palabras
si nadie las quiere escuchar?
¿De qué sirven las lágrimas
si nadie las quiere consolar?
Por que en el vórtice del dolor vivimos
y no hay quien se arriesgue a rescatarnos
ni procure ayudarnos en la aflicción
que carcome el alma y el espíritu
hasta dejarnos como simples huesos
que después sus zapatos hollarán
sin descanso ni remordimiento.
Sin alma que consuele el sufrir,
ni siquiera un reflejo al que gritar
para que vean tu sufrir y rían,
se burlen, te escarmienten en la soledad.
El abandono parece consumirnos
y la soledad nos ha enclaustrado.
Los recuerdos amargos de la vida
sin piedad se hacen presentes para abatir
y destruir lo poco de esperanza que nos queda.
El olvido es un pozo hondo
donde quiero esconder completa aflicción
y verter sobre ellos el comienzo
de un nuevo día que vendrá.